Pepino de mar. (Foto: Chameleon/GFDL)
Un equipo de investigadores del Centro de Ciencias del Mar de la Universidad de Algarveconsiguió cerrar el ciclo completo de reproducción del pepino de mar y está controlando ahora la evolución de los primeros juveniles nacidos hace más de cuatro meses en cautiverio. Los científicos esperan que este logro abra nuevas perspectivas para la gestión de este recurso en el futuro.
Este avance es el resultado del proyecto CUMFISH, iniciado hace dos años con el objetivo de evaluar el impacto de la captura de pepinos de mar, en particular de las tres variedades más comunes en Portugal: Holothuria arguinensis, H. mammata yParastichopus regalis.
En el grupo participa la investigadora española Mercedes González Wangüemert, quien aboga por el monitoreo de las capturas de estos invertebrados marinos, ante la inexistencia de una legislación que los proteja de una posible extinción en algunos lugares del mundo.
En la zona norte de Turquía, por ejemplo, la pesquería fue diezmada, y la científica advierte que "ahora este fenómeno se trasladó al sur", poniendo en riesgo la sobrevida de este recurso.
En tanto, en los mares Índico y Pacífico se registra una pesca desenfrenada, por lo que ya existen zonas donde los pepinos han desaparecido por completo.
Y en cuanto el recurso desaparezca por completo en estas aguas, la pesca se concentrará en las zonas del Mediterráneo y del Atlántico europeo.
Las características del ciclo de vida de los pepinos de mar los tornan muy vulnerables a la sobreexplotación: su reclutamiento es bajo o poco frecuente, son longevos y el éxito reproductivo dependen en forma directa de la densidad poblacional.
"De acuerdo a nuestra experiencia, puede ser una buena especie candidata para minimizar los impactos de los sedimento de las jaulas de cría de peces en alta mar(policultivos), que han estado proliferando en el Algarve en los últimos tiempos".
Los pepinos de mar son muy apreciados por los chinos, por sus propiedades nutricionales y terapéuticas, y sus supuesto poderes afrodisíacos, y se llegan a pagar más de EUR 150 por kilogramo de producto seco.